Hace unas semanas me recomendaron que apuntara en un libreta cada momento de mi día a día que me hicieses feliz. Eso sí, que lo hiciese en el momento justo que lo sentía para que cogiera la rutina de sentir la cantidad de pequeños grandes placeres que disfrutamos en nuestra vida casi sin darnos cuenta y los valoráramos y apreciáramos. El objetivo de esta lista es precisamente darnos cuenta de ellos. Hoy me apetece compartir placeres que a mí me hacen feliz y me dibujan una sonrisa en mi cara.
Desde un desayuno preparado con cariño y saborearlo sin prisas. El mar, ese bien tan preciado que tenemos los isleños (en una ocasión leí que tiene poder curativo y yo me lo creo ). La tranquilidad de tumbarte a leer o sencillamente a escuchar el sonido del silencio. Una biblioteca y la calma que da enfrascarte en un libro que te atrapa, haciéndote olvidar todo tu alrededor. Trabajar con la luz del atardecer y tener por compañía el mejor amigo del hombre, nunca te abandona y te lo da todo a cambio de nada. Feliz día que hace falta levantar los ánimos.
Desde un desayuno preparado con cariño y saborearlo sin prisas. El mar, ese bien tan preciado que tenemos los isleños (en una ocasión leí que tiene poder curativo y yo me lo creo ). La tranquilidad de tumbarte a leer o sencillamente a escuchar el sonido del silencio. Una biblioteca y la calma que da enfrascarte en un libro que te atrapa, haciéndote olvidar todo tu alrededor. Trabajar con la luz del atardecer y tener por compañía el mejor amigo del hombre, nunca te abandona y te lo da todo a cambio de nada. Feliz día que hace falta levantar los ánimos.
